Vigilia

Soñaste con la superioridad japonesa, marca registrada de bollos caducados, y te equivocaste de elección. Dame esa vil ponzoña cuando vista mi bata de terciopelo azul, en aquella lóbrega habitación roja. La bata manchada de carmín. Tinte de sangre. Qué fácil resulta besarte ahora, pero los primeros rayos del alba intentan colarse por tu dócil piel de muñeca, asi que tuve que jugar al puntillismo con ellos. Pum...pum...pum... el insomnio de Jack es cada vez más latente, como aquel corazón que late en el bote de miel. No, ya no late más.

(Demasiado Lynch en mi cabeza)